sábado, 12 de marzo de 2011

EURIALE CONTRAIDA (Ofidiogramas)


Afuera el mundo, vívido molusco.
Adentro yo alimento del gigante.
Afuera el semen linfático de las ciudades esperando preñar la bestia.
La era quiere dar hijos bastardos a la guerra,
Apresura el ovulo materno.
Quiere pezones erguidos para el deleite del hambre.
Muerta se desliza entre las piernas de hormigón.

Adentro,
Constriño la era.
Mutilo la guerra.
Me sirvo en funerales.
Adentro,
La solución espera.
Aguarda que duerma el dios asalariado.
Afuera el mundo se desangra copulando.
Adentro,
Capacito al gigante.
Genero el puente.
Comienzo la huida.

VIVIANA VILLA

LA CANCION DE EURIALE (Ofidiogramas)


Aún no se disipa.
Toma la forma de una planta marina que espera su ración de insectos.
A través de los días ha comenzado a diseminarse por la superficie.
Se mece.
Se hurga.
Se enquista.
Todo lo dejado al descuido del olor regresa.
Los dedos han comenzado a momificarse y con ellos la sensación de brisa cesa.
La habitación se ofrece densa.
En un vaho asfixiante algo se mueve, se multiplica.
No soy más yo ni ese otro que me he fabulado.
Ahora aparezco invertebrado.
Una baba me cubre pero no he nacido.

VIVIANA VILLA

EL OJO DE EURIALE (Ofidiogramas)


El ojo es una imagen imaginaria, que da vida al cuadro. También una gran sensación de bienestar en mi cuerpo, nada de náuseas. En este pequeño hotel observo como hemos bebido profusamente las inyeccioncitas color gratin-peluza-artificial- ausencia de dopamina y el cuerpo se nos va llenando de una textura parecida al tango. De pronto comienza, la rara sensación se emancipa. Pasa por arriba de la cabeza, como si en una ilusión suave ahora pudiera saber sonde se ubica el dolor. La memoria solo un poco fragmentada, comienza a configurarse entonces desde los fotogramas.
Todo vomita signos profusamente. La mente parece ya un pozo vacío de toda sensación. Cuando todo guarda silencio es cuando más ósea parece la carne. Que horrible división. Que fatiga este tono tan lúgubre de los días de invierno. Sin embargo me gusta el invierno. Las calles brilladas como zapatos. La música por el retrovisor, cuando el rostro desaparece.
He deseado mucho ver barcos. Quizá sueño con un viaje a través del mar. No importa que haga un poco de sol. Tomaremos jugo de mandarina y comeremos ciruelas negras. El día que la nariz sangre mucho. Por favor húndanme en el mar. Que entre la sal. Que arda un poco. Ya que no cortamos los tendones. Ya que nadie nos abre la medula espinal, desgarrando el pellejo con una cuchilla. Como si la carne, la sangre, los huesos, las venas y el músculo fueran eso que nombramos yo.



VIVIANA VILLA