martes, 12 de marzo de 2013

Mascota


CORNELIA

Se veía venir,

con la cadencia que deja una sola huella arrastrándose,

 y el volumen que horada superficies,

desenfundar tu zapatilla para que tus seis dedos se aferren con fuerza a este nidito,

la dermis erosionada por donde las gotas de sudor forman surcos que parecen dibujar los rostros de antiguos elefantes.

No quisiera olvidar la pelambre que decora tu testa y que dibuja una cascada de desechos químicos  como si de una batalla de esquirlas metálicas se tratara,

 la ceja izquierda que viaja en una dirección errática extendiéndose y difuminándose como una cicatriz  espartana,

esas pestañas que la combustión convirtió en el holocausto de algún Dios;

 imposible obviar tu nariz que narra con su silueta la batalla aérea de los carroñeros,

esos labios recubiertos permanentemente de una materia viscosa  entre azulada y verdosa que se multiplica cada vez que profieres algún vocablo .

Tus ojos que imitan los agujeros negros que los astrónomos han documentado en sus investigaciones,

tal vez porque absorben toda la luz que llega a ellos o porque los párpados siguen la seña de algún surco de constelación ;

 tus irrepetibles dientes que evocan la tosquedad e irregularidad de las cordilleras,

el torso del cual parecen brotar un par de pálidas protuberancias coronadas por monedas de bronce desgastadas;

 las zarpas que rematan tus brazos abarcándome en cada apretón de afecto acaso hasta dejarme sin vida

y por supuesto tu sexo imitación de algún abisal feroz que carente de visión muerde con violencia lo que se le acerca como si del último bocado que fuera a consumir se tratara. 

Faltarían páginas para hacer justicia con esta descripción a la magnanimidad de tu apariencia, lo avasallante de tu aspecto que no importando el lugar en donde te encuentre nunca pasa desapercibido.

Son incontables los días en que haces parte de mis pesadillas, creo que es así,  por el tormento que me causa no contemplarte sin descanso.

Y cuando nos fundimos en la intimidad no puedo evitar pensar que estoy siendo absorbido por algún molusco tentacular que expulsa un espeso líquido negro cuando alcanza el clímax .

 Para limpiarme ese petróleo necesito varios días de extenuante estropajo, negándome a retirarlo de mí sin que evidencie tus mimos genitales.


Anhelo la revancha para que nuestro enfrentamiento corporal nos funda en una sola masa amorfa y gelatinosa que vague por los confines de la galaxia.

Espero con desespero chacal que mis restos te sirvan de alimento siendo uno contigo lo que resta de tus kilométricos intestinos.

Ahora prefiero ir a buscarte no vaya a ser que algún pretendiente te arrebate de mis huesudos brazos.

EltragaoXXX.

Mascota


EL QUESO AMISTOSO

Son quizás sueños o estas tremendísimas fábulas que me invento las que a veces me impiden comunicarme con la gente... pero cuando hablo de lo REAL  es de lo REAL  y ahora mismo deseo contar un relato de algo que me sucedió a mi de manera incisivamente terrible, agriamente podría decirse...

En una de aquellas soleadísimas tardes de verano que acontecen por estos días conocí al queso amistoso, blanquito y algo amarilloso en las puntas.

Era lo mas de rellenito y nutritivo y se auguraba en él un lácteo porvenir con solo verlo uno ya se deleitaba.
Nos pasábamos las horas y los días jugando parqués, yendo a los parques o "haciéndonos quesillo mutuamente" como él llamaba a una picaresca práctica en los baños públicos, en los lugares mas oscuros de los barrios y en la parte oscura de las ventas de pollos y que aquí no puedo describir de NINGUNA manera!!

El queso amistoso era mi amigo. Olíamos el néctar de las flores y cantábamos con música apergaminada  española pegándonosla de las orejas con colbón. Cuando cumplió 30 años decidí presentarlo en sociedad por aquello del "run-run cooperativo" y el "roce de liendres".
Jamás pensé que sería lo peor que le podría pasar.

El queso entro en la sala del apartamento de mis mejores amigos como un DIOS lácteo y curvidivino, con su origen de vaca expuesto tetudillamente, daban ganas de abrazarlo, de besarlo, de hundirle la palanca torcida aunque previamente enguantada de un camión.
Valía lo que pesaba en miel de escondidijo.
A todos nos cogió por sorpresa. Durante quince días seguidos mi lugar de regocijo fueron los lavamanos, pero mis amigos, lubricados hasta la cima de su pelo no pudieron aguantarlo.
Machos en celo tuvieron que disponer de él de la manera mas salvaje y el queso amistoso transformó sus sonrisas en lágrimas...

LITERALMENTE FUE COMIDO!! lo devoraron frente a mí y yo no podía mas que llorar y agarrar con fuerza una estampita de la virgen del perpetuo socorro.
Mi amigo produjo unos largos chillidos que se confundían con lo blancuzco de su piel siendo troceada por los colmillos de mis malvados amigos.

Fue su fin.

Ahora no ando ni con quesos, ni con brevas almibaradas. Me matriculé en un instituto de Educación SUPERIOR y con el cartón que saqué espero tapar el hueco del techo de mi casa junto a mi gato y una escopeta recortada. Espero desde las miserias externas de la ciudad por mejores dias...

bye!

Gallinato!011.