sábado, 15 de octubre de 2011

URBANOTECNIA (Ciudad metro)




CIUDAD METRO

Entre largos y poderosos tendones de terreno, sitios con infecciones
y cremosas cubiertas con olor a salvado de trigo.
Entre lunas demoníacas, rascacielos color sudor y licores descompuestos.
Semen rápido, cornisas abofeteadas por la luz y radiaciones.
Entre sombra, leche y humo, escribo. Garabateo metal en páginas rojas.
Estamos cada vez mas liquidados y el temible televisor emite pitidos tremendos
antes de empezar a disolverse.

Y las fragancias de los manteles, rombos y colores nauseabundos son cada vez más fuertes.
Estamos líquidos. Trepan incendiadas, noches de clímax por el espejo.
Las maldiciones mas brotadas, me rasuran con ojos intercambiables y biónicos.

La vida tradicional, es una dura costra que pide ser arrancada.
Pido una larga sesión de llanto, ante mi cuerpo ametrallado de visiones...
Perseguidos por radares, presos de telepatía, vivimos en sectores marcados con humus y números.

Corre la rata del crepúsculo en una nube de toxinas.
Ante la gran pantalla un gran hermano excreta infecciones.
Ladran perros humeantes, niños sin cacerola y voces naufragas de plutonio.
Me sumerjo de manera reservada en una dieta de aspirinas.

A mi lado mi dulce televisor,
una nevera energética,
pantallas de singular bondad,
fetiches peludos, extraídos de un África artificial,
juguetes de neón para hincharse las venas.

Mi lavadora de sexos con el rostro untado de torsiones,
mi electrocutada cedula temblando en la alfombra mágica de un Dios persa.
Mi hijo viendo a su padre babeante ante altares de pastillas...
por mi ventana los arcabuces ya no existen.
El dolor ya no es esa vieja pesadilla de los días de terror mental.

Ahora es tan real que se pasea completamente por nuestras aguas.
Ahora Dioses eléctricos empinan el codo en nuestros bares.
Autófagos y carronautas son el pan de cada día y no nos sorprendemos,
al encontrar en la cerveza, mas que cereales, porciones duras de metales.

Nuestras ciudades son el cáncer ante una muerte próxima,
que nos mira con ojos preciosos de gasolina
y el gesto tortuoso de lo nefasto!

s.011






URBANOTECNIA (Metro)

METRO

Líneas de fuerza que se elevan,
se cruzan con los monolitos propulsados
y la agitación que la velocidad imprime
a la materia.

Millares renombrando el asfalto ingrávido,
desnudando las aceras que se funden con
el vidrio.

Transparentes, reflejantes, cada individuo,
decide trasladarse por bandas magnéticas,
pagar con polímeros, disfrutes pasajeros.

Admitir que su existencia se dilata
en espejismos que agotan, la sabia del cuerpo;
pulso medido con la misma reciprocidad
de un relámpago.

En esta peste de lípidos derretidos
lo cortante y diferido se convierte
en el lenguaje que alimenta las turbinas.

La proyección de la mente,
nos conduce al limite del templo-idea,
a la vida paralela alimentada de níquel,
al impacto que nos difiere la dermis,
evaporándola al ritmo de un Dios extenuado.

Fichas que hacen legos
las visiones que dan color a espacios
que se avalanzan sobre vías que multiplican direcciones,
agotan su propuesta repitiendo el dilema de existir.

Punto de fuga con dos mil proyecciones,
apuntalando puentes entre la nostalgia,
desterrada y la promesa fractal.

Apilaremos nudos de nuevas anatomías,
holocaustos de circuitos de energía,
de combustibles atados al ambiente.

Sin tener salida alguna
rendiremos tributo al cobre,
al matiz del enceguecedor brillo.

Nombrar lugar como viaje de galaxias,
apabullante gema que se derrite entre los dedos,
dejando vació ante cada paso levitado.