sábado, 19 de marzo de 2011

DESMEDUSADA (Ofidiogramas)

Noche 22
la noche no aseguraba nada
nos quedamos en la playa,
mis párpados son cortinas de hierro
sus manos recorren mis estrecheses
un aliento lejano acaricia todo mi rostro
yo correspondo entre sus carnes
envejecidas y un poco sedentarias....
somos un secreto sin vacantes,
un laberinto que no se termina
en un lunes por la tarde.

Valeria García

lNFECCIÓN (Ofidiogramas)


Me gustan las películas viejas los pantalones de jean y la comida picante,

hasta ahora soy algo parecido a ustedes.

Empiezo esta historia día teintaysiete después de un silencio intrincado,

antes de ke el monótono caos pueble los olvidos un poco mas que los recuerdos,

ahora que tengo ni muchos, ni pocos años son los que son como vagones de tren,

de hecho es el tren lo primero que me despierta aunque todavía sea de noche,

siempre ese sonido suele ser un buen despertador no el gallo computarizado

o como la campana ke entra como una replica de la trompeta militar....

aun así duermo mucho en el día también,

eso es algo de lo mejor que hago, eso lo digo yo

y porque me lo han dicho xke parezco tranquila

y me suelto con mis brazos abiertos

y mi cabeza hacia el cielo

y no necesito sabanas xke me gusta que me vean

sobretodo Ariot.


Valeria García

MEDUSA Y EL NIDO AGITADO (Ofidiogramas)




Pobre mortal, abandonado a una vida, condenado al azar de su destino...

no tienes alas pero por zapatos dos pequeños feretros,

mides el tiempo que no te pertenece,

usas piel sintética y te escondes tras cuerpos ajenos,

hablas lenguas extrañas armando puentes que te separan un poco mas,

vas perfeccionando la defectuosa existencia,

pecando para encontrar el indulto de los dioses perdidos,

buscando la luz al otro lado del silencio,

persigues los utopicos sueños

y las quimeras de las nubes para saciar tu sed de infinito.
Valeria García

sábado, 12 de marzo de 2011

EURIALE CONTRAIDA (Ofidiogramas)


Afuera el mundo, vívido molusco.
Adentro yo alimento del gigante.
Afuera el semen linfático de las ciudades esperando preñar la bestia.
La era quiere dar hijos bastardos a la guerra,
Apresura el ovulo materno.
Quiere pezones erguidos para el deleite del hambre.
Muerta se desliza entre las piernas de hormigón.

Adentro,
Constriño la era.
Mutilo la guerra.
Me sirvo en funerales.
Adentro,
La solución espera.
Aguarda que duerma el dios asalariado.
Afuera el mundo se desangra copulando.
Adentro,
Capacito al gigante.
Genero el puente.
Comienzo la huida.

VIVIANA VILLA

LA CANCION DE EURIALE (Ofidiogramas)


Aún no se disipa.
Toma la forma de una planta marina que espera su ración de insectos.
A través de los días ha comenzado a diseminarse por la superficie.
Se mece.
Se hurga.
Se enquista.
Todo lo dejado al descuido del olor regresa.
Los dedos han comenzado a momificarse y con ellos la sensación de brisa cesa.
La habitación se ofrece densa.
En un vaho asfixiante algo se mueve, se multiplica.
No soy más yo ni ese otro que me he fabulado.
Ahora aparezco invertebrado.
Una baba me cubre pero no he nacido.

VIVIANA VILLA

EL OJO DE EURIALE (Ofidiogramas)


El ojo es una imagen imaginaria, que da vida al cuadro. También una gran sensación de bienestar en mi cuerpo, nada de náuseas. En este pequeño hotel observo como hemos bebido profusamente las inyeccioncitas color gratin-peluza-artificial- ausencia de dopamina y el cuerpo se nos va llenando de una textura parecida al tango. De pronto comienza, la rara sensación se emancipa. Pasa por arriba de la cabeza, como si en una ilusión suave ahora pudiera saber sonde se ubica el dolor. La memoria solo un poco fragmentada, comienza a configurarse entonces desde los fotogramas.
Todo vomita signos profusamente. La mente parece ya un pozo vacío de toda sensación. Cuando todo guarda silencio es cuando más ósea parece la carne. Que horrible división. Que fatiga este tono tan lúgubre de los días de invierno. Sin embargo me gusta el invierno. Las calles brilladas como zapatos. La música por el retrovisor, cuando el rostro desaparece.
He deseado mucho ver barcos. Quizá sueño con un viaje a través del mar. No importa que haga un poco de sol. Tomaremos jugo de mandarina y comeremos ciruelas negras. El día que la nariz sangre mucho. Por favor húndanme en el mar. Que entre la sal. Que arda un poco. Ya que no cortamos los tendones. Ya que nadie nos abre la medula espinal, desgarrando el pellejo con una cuchilla. Como si la carne, la sangre, los huesos, las venas y el músculo fueran eso que nombramos yo.



VIVIANA VILLA