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Síndrome de fracciones de segundo
La piel se aleja del centro ígneo
Golpea superficies deslizantes
Y se perpetra en los gestos
Del latido.
Pero su pulso no es vibrar de mares
Es caída en plena elevación,
Es una mancha que supera dermis
Y se reviste de su propia jaula
¿Para que tactos que no amparan la ausencia,
Ni silencios serpenteantes en los ojos,
Para que un día que traspase el cuerpo vítreo?
Si lo pulsante es generado por la sombra.
Todo bólido, todo instante,
Todo intuido, todo difuso
Y nada ahora y ahora nada
Solo reflejos como fotogramas,
Solo arbustos como hombres urbanos,
Solo cansancios y resacas.
Lenguas girando para sustraerse
Y gustar su propia entraña
En la oscura caverna gástrica
Soñolientos y en plena actividad
Todos los miembros de esta antigua secta.
Pactaron celeridad y huida,
Pactaron de Babilonia el humo,
Pactaron de su forma lo perdido.
Se acostumbraron a verse fugaces
Para sentir y no pensarse
De no saberse y no sabernos
De no lograrse y no lograrnos.
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