Cumpleaños de Peter Gransk.
Es un día hermoso para Peter Gransk. Con su dedo único traza signos y fatales asperezas sobre la madera de la mesa.
El café hierve bien y es rico y texturado para el paladar. En su pequeña sillita puede mecerse y disipar el tránsito de sus intestinos.
El viento muge aterradoramente bello sobre la terraza del gólgota y Peter Gransk puede desperezarse y bostezar como ningún otro ser humano que haya pisado la tierra. Un hombre de saco azul se acerca hasta el y le pregunta si desea algo mas o si prefiere pagar la cuenta.
"No, solamente deseo observar el paisaje" dice, con la particular humedad que tiene un hombre maduro en la voz cuando la edad asciende en el vertiginosamente.
Respirando y transpirando muy suculentamente, Gransk percibe cierto desorden en su calzado y procede a anudar sus cordones con grave ímpetu de mar. Esto es, como si el fuera una ballena salada, o como si hoy rugiera la vida en una habitación tibiamente.
No esta enfermo. Se encuentra en perfectas condiciones. Por eso da un trotecito suave y de elasticidad sensual. Se frota los riñones y luego pide una pizza ambrosiana de fabricación mediterránea, cuya corteza pertenece a la exquisitez de los licores más amargos.
Una zona de profundo placer explota y luego se irradia hacia las más finas partes de su cabello para conquistar luego en lenguaje de grandes olas todo el globo terráqueo. Ahora mastica en ebriedad santa y su plumaje se recoge en su pecho.
Desciende lentamente las escalas del vasto” gólgota, restaurante donde la pasión es equitativa y diversa", y rodeado de sus amigos y familiares que lo aclaman, Gransk siente una bendita sensación de despojamiento, que lo hace sentirse desnudo entre la inmensidad de estas gentes...
Libro de piel.010
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