METRO
Líneas de fuerza que se elevan,
se cruzan con los monolitos propulsados
y la agitación que la velocidad imprime
a la materia.
Millares renombrando el asfalto ingrávido,
desnudando las aceras que se funden con
el vidrio.
Transparentes, reflejantes, cada individuo,
decide trasladarse por bandas magnéticas,
pagar con polímeros, disfrutes pasajeros.
Admitir que su existencia se dilata
en espejismos que agotan, la sabia del cuerpo;
pulso medido con la misma reciprocidad
de un relámpago.
En esta peste de lípidos derretidos
lo cortante y diferido se convierte
en el lenguaje que alimenta las turbinas.
La proyección de la mente,
nos conduce al limite del templo-idea,
a la vida paralela alimentada de níquel,
al impacto que nos difiere la dermis,
evaporándola al ritmo de un Dios extenuado.
Fichas que hacen legos
las visiones que dan color a espacios
que se avalanzan sobre vías que multiplican direcciones,
agotan su propuesta repitiendo el dilema de existir.
Punto de fuga con dos mil proyecciones,
apuntalando puentes entre la nostalgia,
desterrada y la promesa fractal.
Apilaremos nudos de nuevas anatomías,
holocaustos de circuitos de energía,
de combustibles atados al ambiente.
Sin tener salida alguna
rendiremos tributo al cobre,
al matiz del enceguecedor brillo.
Nombrar lugar como viaje de galaxias,
apabullante gema que se derrite entre los dedos,
dejando vació ante cada paso levitado.
Líneas de fuerza que se elevan,
se cruzan con los monolitos propulsados
y la agitación que la velocidad imprime
a la materia.
Millares renombrando el asfalto ingrávido,
desnudando las aceras que se funden con
el vidrio.
Transparentes, reflejantes, cada individuo,
decide trasladarse por bandas magnéticas,
pagar con polímeros, disfrutes pasajeros.
Admitir que su existencia se dilata
en espejismos que agotan, la sabia del cuerpo;
pulso medido con la misma reciprocidad
de un relámpago.
En esta peste de lípidos derretidos
lo cortante y diferido se convierte
en el lenguaje que alimenta las turbinas.
La proyección de la mente,
nos conduce al limite del templo-idea,
a la vida paralela alimentada de níquel,
al impacto que nos difiere la dermis,
evaporándola al ritmo de un Dios extenuado.
Fichas que hacen legos
las visiones que dan color a espacios
que se avalanzan sobre vías que multiplican direcciones,
agotan su propuesta repitiendo el dilema de existir.
Punto de fuga con dos mil proyecciones,
apuntalando puentes entre la nostalgia,
desterrada y la promesa fractal.
Apilaremos nudos de nuevas anatomías,
holocaustos de circuitos de energía,
de combustibles atados al ambiente.
Sin tener salida alguna
rendiremos tributo al cobre,
al matiz del enceguecedor brillo.
Nombrar lugar como viaje de galaxias,
apabullante gema que se derrite entre los dedos,
dejando vació ante cada paso levitado.
1 comentario:
Cuando halla azul la sal eterna dorada será, vivirá, y al sol dará declive sabor a insecto apócrifo sin derecho a redención, de corriente alterna se llenará, viajará, lavará sus ciegos ojos granulados con el mar de metrociudad.
Publicar un comentario