la noche no aseguraba nada
nos quedamos en la playa,
mis párpados son cortinas de hierro
sus manos recorren mis estrecheses
un aliento lejano acaricia todo mi rostro
yo correspondo entre sus carnes
envejecidas y un poco sedentarias....
somos un secreto sin vacantes,
un laberinto que no se termina
en un lunes por la tarde.
Valeria García
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